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Qué es la vulvodinia y cómo se trata

14.10.2023

El término vulvodinia significa dolor en la vulva. La vulvodinia o síndrome doloroso vulvar (que es el término más correcto) es una condición médica que afecta a muchas mujeres y se caracteriza por dolor en el área genital externa, sin etiología conocida. Por tanto, se da en ausencia de hallazgos visibles, clínicamente identificables, patología neurológica o infección de la piel. Y su duración es más de 3 meses.

Los síntomas pueden variar en intensidad y duración, siendo habitual sentir ardor, picor, escozor, dolor punzante o sensación de presión en la vulva. Muchas pacientes incluso me lo describen como si tuvieran una herida o le recuerda a la sensación de una candidiasis.

El dolor vulvar puede estar relacionado o no con las relaciones sexuales, aunque la dispareunia y el vaginismo son consecuencias habituales de la vulvodinia.

Clasificación de la vulvodinia

La Sociedad Internacional para el Estudio de las Enfermedades Vulvovaginales (ISSVD), la Sociedad Internacional para el Estudio de las Salud Sexual de la Mujer (ISSWSH) y la Sociedad Internacional de Dolor Pélvico (IPPS) describen la vulvodinia en base a unos factores:

  • ¿Dónde te duele?

Cuando la vulvodinia es localizada, el dolor se limita al vestíbulo vulvar, alrededor del anillo himeneal en la entrada de la vagina. En cambio, la vulvodinia generalizada implica dolor que afecta a toda la región vulvar.

  • ¿Cuándo te duele?

Hablamos de vulvodinia provocada cuando el dolor sólo sucede al contactar con el tejido vulvar o vestibular. En cambio, hablamos de vulvodinia espontánea cuando el dolor aparece de manera súbita sin previo contacto directo con la vulva. En la vulvodinia mixta, se combinan las dos condiciones anteriores.

  • ¿Cómo es el dolor?

El dolor no siempre es igual e incluso puede diferir en una misma persona. Las características del dolor pueden ser si el dolor es intermitente, persistente, constante, inmediato o retardado.

Vulvodinia parece, pero no lo es

Hay un tema fundamental a la hora de clasificar tus síntomas dentro de un cuadro de dolor vulvar y es establecer un diagnóstico diferencial acertado.

El dolor vulvar no siempre significa que tienes síndrome doloroso vulvar. Esas sensaciones pueden deberse también a otras patologías o problemas genitales, como herpes vulvar, vulvitis alérgica, atrofia vulvovaginal, liquen plano o liquen escleroso, síndrome del nervio pudendo, neoplasias o endometriosis vulvovaginal.

El diagnóstico diferencial implica, como puedes sospechar, una atención multidisciplinar. Hay casos en los que será necesario incluso biopsiar el tejido vulvar para descartar, por ejemplo, una alteración dermatológica como es el liquen o una neoplasia vulvar.

Muchas veces, la vulvodinia cae en el erróneo diagnóstico de vaginitis o de atrofia vulvovaginal, o incluso se mete en el gran cajón de sastre de "esto es psicológico". 

El dolor nunca es psicológico, es real, no te lo estás inventando ni son exageraciones tuyas. Está claro que las emociones y la psique van a contribuir a aumentar o disminuir esa percepción vulvar desagradable, pero siempre hay una base neurocientífica detrás que explica la presencia de dolor. De esto te hablo más adelante en referencia a lo que se conoce como síndrome de sensibilización central.

Si padeces vulvodinia, es habitual tener dolor en las relaciones sexuales

Dispareunia y vulvodinia a menudo se usan indistintamente, pero son términos con diferentes significados:

  • Dispareunia es un término descriptivo para el síntoma de dolor pélvico o vaginal asociado al coito. Sin embargo, la vulvodinia puede ocurrir con o sin provocación (es decir, espontáneamente).
  • La dispareunia puede ocurrir en la entrada de la vagina, en lo profundo del canal vaginal o en la pelvis. La vulvodinia se localiza en la vulva y la vagina.
  • Mientras que la dispareunia puede ser aguda o persistente, "vulvodinia" es un término utilizado específicamente para la clasificación del dolor vulvar en base a las características determinadas que te he descrito.

A la consulta me llegan muchas mujeres diagnosticadas de vaginismo, otra condición que se camufla detrás de una vulvodinia. 

El vaginismo entra dentro de los trastornos de dolor génito-pélvico en la penetración (según la clasificación de las disfunciones sexuales del DSM-V). Podría entenderse como una dispareunia superficial severa, en la que existe una imposibilidad total de mantener relaciones sexuales con penetración. Esta dispareunia severa viene acompañada por ansiedad anticipatoria y miedo a esa penetración que no se desea o se espera dolorosa. Todo esto genera una activación de la alerta, una musculatura del suelo pélvico que se contrae para evitar la penetración a modo de "defensa" y un dolor superficial ante el intento de penetrar la vagina.

En casos de vulvodinia, el roce sobre la vulva puede generar ya dolor, de manera que la reacción que se desencadena es una contracción de evitación contra ese contacto.

Lo que pretendo explicarte es que no todas las mujeres con vaginismo sufren un síndrome doloroso vulvar, pero sí que la mayoría de mujeres con síndrome doloroso vulvar van a tener problemas con las relaciones sexuales que impliquen coito o penetración, y van a describir dispareunia e incluso vaginismo.

Cuáles son las causas de la vulvodinia

Aunque la vulvodinia no tiene una etiología clara, los estudios realizados hasta hoy coinciden en que existen factores potenciales asociados:

  • Presencia de otros síndromes de dolor
  • Factores genéticos
  • Defectos y anormalidades embriológicas
  • Inflamación de bajo grado
  • Problemas musculares en la zona del suelo pélvico
  • Comorbilidad con infecciones y/o disbiosis vaginales recurrentes
  • Factores psicosociales
  • Alteraciones estructurales

Otros estudios han encontrado que las mujeres que padecen síndrome doloroso vulvar presentan:

  • Cambios neuropáticos y hormonales. Se ha demostrado alteración de la densidad de terminaciones nerviosas (hiperplasia de los nervios en la mucosa) y de los receptores de estrógeno.
  • Defectos en la regulación inmunológica que genera una hiperalgesia mucocutánea: elevada concentración de citoquinas inflamatorias (IL-1 ß, IL-6, IL-8 y el TNF-α).

¿Qué tratamientos existen para la vulvodinia?

La vulvodinia puede ser una afección compleja que requiere enfoques múltiples. Los tratamientos deben combinarse para obtener los máximos beneficios y su objetivo se centra en reducir los síntomas y mejorar la calidad de vida de la paciente.

1. Cambios en el estilo de vida y medidas conductuales, sobre todo, en los hábitos de higiene íntima. Alguna s recomendaciones habituales son:


2. Fisioterapia de suelo pélvico. Cualquier síndrome de dolor pélvico va a necesitar el acompañamiento de una fisioterapeuta especialista en suelo pélvico. La evidencia actual respalda el uso de esta disciplina para mejorar el tono de las musculatura del suelo pélvico y reducir los síntomas de la vulvodinia.

3. Terapia cognitivo-conductual. Puede ser útil para abordar factores emocionales y psicológicos relacionados con la vulvodinia, trabajar los pensamientos catastrofistas y negativos, la hipervigilancia, la ansiedad o la depresión que en muchos casos se desarrolla a consecuencia de un estado de dolor crónico o persistente.

4. Medicamentos. En casos de mucho inconfort, se pueden recetar analgésicos orales, cremas anestésicas locales con lidocaína, antidepresivos, ansiolíticos o anticonvulsivos como la gabapentina para aliviar el dolor y las molestias. La medicación tiene que estar pautada y monitorizada por tu médico/a.

5. Tratamientos hormonales. En algunos casos, se pueden utilizar tratamientos hormonales para equilibrar los niveles de hormonas en la zona vulvar. Como has visto anteriormente, en las mujeres que padecen vulvodinia se ha comprobado que puede existir una alteración en los receptores estrogénicos de la vulva.

6. Suplementos naturales. La evidencia es muy escasa, pero se han registrado leves mejoras gracias a la suplementación con roble negro, vitaminas del grupo B, hydrastis canadensis, caléndula y citrato de calcio.

7. Cirugía. En casos muy extremos en los que ninguna terapia ha mejorado la calidad de vida de la paciente, se puede plantear la extirpación de las áreas cutáneas superficiales en las que se localiza el dolor.

Fisioterapia de suelo pélvico para la vulvodinia

La fisioterapia especializada en el suelo pélvico puede ayudar a normalizar el tono de la musculatura del suelo pélvico, íntimamente relacionado con la vulva. 

Sabemos que en presencia de dolor genital persistente, la musculatura del suelo pélvico aumenta de manera disfuncional su tono, pudiendo incrementar la sensación de dolor. 

Dentro de las técnicas recomendadas por la evidencia está la terapia manual, el uso de ejercitadores vaginales (dilatadores) para trabajar la exposición gradual y desensibilizar el sistema nervioso, biofeedback para reeducar hacia la relajación del suelo pélvico, radiofrecuencia para mejorar el trofismo del tejido y aumentar la actividad parasimpática (que contribuye a calmar el dolor) y la pedagogía en dolor crónico.

Suena hilarante, pero no siempre que sientes dolor, significa que te estás haciendo daño. Esto sucede en la vulvodinia. Hay dolor, pero no hay lesión en el tejido. El problema reside en cómo tu sistema nervioso interpreta es señal que le llega desde la vulva. A esta alteración de la interpretación de tu sistema nervioso se le conoce como síndrome de sensibilización.

La fisioterapia es, por tanto, la estrategia conservadora y menos invasiva para tratar la vulvodinia, con muy buenos resultados y prácticamente ningún efecto secundario.

¿Influye la alimentación en los síntomas de vulvodinia?

Algunos alimentos y sustancias pueden desencadenar o exacerbar los síntomas de la vulvodinia. Estos posibles desencadenantes dietéticos incluyen:

  • Alimentos irritantes como son los picantes o con alto contenido de especias, y bebidas con cafeína o alcohol pueden agravar los síntomas vulvares.

  • Sensibilidades alimentarias que pueden provocar inflamación en el cuerpo, también podrían afectar negativamente a la vulva.
  • Alimentos ácidos como cítricos (naranjas, limones), tomates y productos con alto contenido de vinagre pueden causar irritación en algunas mujeres.
  • Edulcorantes artificiales como el aspartamo, pueden empeorar los síntomas.

Es importante recordar que la respuesta a estos alimentos puede variar ampliamente y lo que desencadena los síntomas en una mujer puede no afectar a otra de la misma manera. 

Algunas mujeres pueden encontrar alivio al ajustar su dieta para evitar ciertos alimentos, mientras que otras pueden no experimentar ningún cambio significativo. 

Si sospechas que ciertos alimentos pueden estar relacionados con tus síntomas de vulvodinia, puedes llevar un diario alimentario para identificar patrones y hablar con un profesional de la salud o un dietista para obtener orientación específica sobre tu alimentación.

Aunque tampoco existe consenso, algunos estudios y observaciones clínicas han señalado que ciertos componentes dietéticos podrían empeorar los síntomas de la vulvodinia:

  • Oxalatos. Los oxalatos son compuestos naturales presentes en alimentos como espinacas, remolacha, nueces, chocolate y frutas como las frambuesas. En mujeres con vulvodinia y sensibles a los oxalatos, puede detectarse un incremento de los síntomas. Es decir, los oxalatos podrían incrementar los síntomas de vulvodinia en caso de ya padecerlos, pero llevar una dieta rica en frutas y verduras que contengan oxalatos, no se relaciona con un aumento en el riesgo de padecer vulvodinia.
  • Vitaminas y minerales. No se ha demostrado que la deficiencia de vitaminas o minerales sea una causa directa de vulvodinia. Sin embargo, una dieta deficiente en ciertos nutrientes o vitaminas como las del grupo B puede debilitar el sistema inmunológico o aumentar la inflamación, lo que podría afectar la salud vulvar.

En definitiva, el síndrome doloroso vulvar o vulvodinia es una condición médica compleja que necesita de una visión y abordaje multidisciplinar para mejorar la calidad de vida de las mujeres que lo padecen. Y, según respalda la evidencia actual, la fisioterapia de suelo pélvico es una de las estrategias de primera línea para su tratamiento. 


Laura Pastor. Directora de Evexia Salut. Fisioterapeuta especialista en reeducación uroginecológica y salud sexual humana. Psiconeuroinmunóloga clínica. Docencia y divulgación.